Acaeció que estoy agotado de sacudir con mi poca cordura
en el día a día que parece más noche por su negrura,
las muchas telerañas de antaños empolvados y entreverados maldosamente,
que fueron entretejidos por las más
negras de las arañas del pasado.
en el día a día que parece más noche por su negrura,
las muchas telerañas de antaños empolvados y entreverados maldosamente,
que fueron entretejidos por las más
negras de las arañas del pasado.
Arañas que se niegan a perecer,
que no dejan de brotar como las termitas que carcomen
cada ansia que en la dureza de mi aridez
batalla incansable y férrea por seguir de pie.
que no dejan de brotar como las termitas que carcomen
cada ansia que en la dureza de mi aridez
batalla incansable y férrea por seguir de pie.
Arañas que se niegan a perecer
como las goteras que vierten aflicción desde el
techo de mi corroido corazón...
como las goteras que vierten aflicción desde el
techo de mi corroido corazón...
Guillermo Sánchez
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